La economía mundial ha entrado en crisis. Esto, que hasta hace tan sólo unos meses era prácticamente un tema tabú en los medios de comunicación, es hoy una realidad evidente. La construcción se paraliza, el paro aumenta, las cuentas del estado se desequilibran, el déficit comercial se dispara, las bolsas oscilan, el crecimiento desaparece... No verlo es no querer verlo.
Pero, la pregunta es: si la crisis es un fenómeno internacional, ¿por qué afecta de una manera especial a la economía española? Desde este blog vamos a dar algunas claves de la peculiaridad del modelo español.
1. España es un gigante con pies de barro: el modelo económico español se asienta sobre el trípode "construcción-consumo-turismo", y este modelo, que ha funcionado durante años, está agotado.
2. Además, la economía española adolece de una clara falta de flexibilidad, es decir, que reacciona tarde y mal ante el cambio constante del escenario económico mundial.
3. Falta de competitividad frente a nuestros competidores: baja productividad, salarios y precios altos, escasa inversión en I+D (Investigación y Desarrollo), exceso de burocracia, peso excesivo del sector público...
4. Dependencia energética: no producimos petróleo, poseemos un carbón caro y de mala calidad, no poseemos gas, no queremos producir energía nuclear -aunque se la compremos a Francia- y la energía que producimos lo hacemos gracias a fuentes muy poco rentables económicamente (por ejemplo, las renovables).
5. Falta de previsión presupuestaria frente a una crisis que hacía tiempo que venía anunciándose, lo que nos ha hecho entrar en déficit fiscal ya en los primeros meses de desaceleración económica.
Estas y otras muchas causas hacen pensar que la crisis va a ser peor y más cruda de lo que en un principio podíamos creer.
Eso sí, si aquí -un país desarrollado-la crisis es profunda, ¿cómo afectará a los países más pobres?
