• Una acción tiene tres valores:
o VN= C. Social/Nº Acciones.
o VT= C. Social+Reservas/ Nº de Acciones.
o V Mercado= Capitalización bursátil/Nº de Acciones.
• Cuando una empresa amplía capital hay que hallar:
o Prima de Emisión.
o Derecho Preferente de Suscripción
• Para ello, lo primero que debemos hacer es tomar nota de los datos que nos ofrece el enunciado ANTES DE LA AMPLIACIÓN:
o C. Social:= VNxNº Acciones = 100.000
o Nº Acciones= 4.000
o VN antes de ampliación= 25
o Reservas= 40.000
o Patrimonio Neto= C. Social+Reservas = 140.000
o Valor Teórico (VT)= PN/Nº Acciones= 140.000/4.000= 35
o Cotización bursátil: 160.000
o Valor de cotización: 40
• Después, los datos de LA AMPLIACIÓN.
o C. Social AMPLIADO= 25.000
o Valor Nominal de las nuevas acciones = 25 (a la par)
o Nº de Acciones nuevas = 1.000
o Proporción de acciones nuevas /antiguas= ¼
• CÁLCULO DE LA PRIMA DE EMISIÓN:
o Consiste en hacer pagar a los nuevos accionistas la parte que les corresponde de reservas.
o Prima de emisión= (Proporción n/a x Reservas antes de la ampliación)/n=
(¼ x 40.000)/1.000=10.000/1.000= 10€ por acción.
o VT después de la ampliación= VN después de la ampliación +Prima de Emisión= 25+10= 35€. Así, los antiguos accionistas no pierden dinero.
• CÁLCULO DEL DERECHO PREFERENTE DE SUSCRIPCIÓN.
o VT antes de la ampliación- VT después de la ampliación (sin contar reservas).
o VT ANTES de la ampliación= 35
o VT DESPUÉS de la ampliación= (C.Social+Reservas+Aumento de C.Social)/Nº Total de Acciones= (100.000+40.000+25000)/5000=33.
o VDPS= 35-33= 2€ por acción
En algunas ocasiones, las empresas, para compensar a los antiguos accionistas, en lugar de emitir derechos de suscripción, emiten las acciones con una prima de emisión, o sea, los compradores de las acciones tienen que pagar por cada acción un poco más de su valor nominal. Entonces se dice que el valor de emisión es el valor nominal más la prima de emisión. En caso de que no haya prima de emisión, se dice que las acciones son emitidas a la par.
Tanto el derecho de suscripción como la prima de emisión suponen un sobrecoste de la acción sobre el valor nominal, pero entre ambas existen algunas diferencias:
• La prima de emisión de acciones sirve para recapitalizar la empresa; el derecho de suscripción preferente, para compensar a los antiguos accionistas por la pérdida de valor que van a sufrir las acciones tras una ampliación de capital.
• La prima la pagan todos los compradores de las acciones; el derecho, solo los nuevos.
• La prima la cobra la empresa, que así además se recapitaliza, o sea que compensa a los antiguos accionistas indirectamente, mediante el aumento de los fondos de la empresa. El derecho de suscripción lo cobran directamente los accionistas antiguos, o se lo ahorran en caso de que hagan uso de ese derecho y acudan a la ampliación de capital.
• La prima, al no distinguir entre accionistas nuevos y antiguos, no compensa la pérdida del poder político (el derecho de voto).
• CÁLCULO DE LO QUE CUESTA UNA ACCIÓN NUEVA SOBRE PAR (CON PRIMA)…
o UN NUEVO ACCIONISTA: habrá que pagar: 25 de valor nominal y 10 de prima de emisión por cada acción.
o UN SOCIO ANTIGUO: habrá que pagar: 25 de valor nominal y 10 de prima de emisión por cada acción.
Por ejemplo: un accionista nuevo o antiguo que quiera adquirir 50 acciones emitidas con una prima (hemos visto que son 10€): 50x35= 1.750€
• CÁLCULO DE LO QUE CUESTA UNA ACCIÓN NUEVA A LA PAR (CON DPS)…
o UN NUEVO ACCIONISTA: como la proporción es de ¼, por cada acción nueva habrá que pagar: 25 de valor nominal y 4 DPS por cada acción (4x2€).
Por ejemplo: Un accionista nuevo que quiera adquirir 50 acciones emitidas a la par con DPS deberá pagar: (50x25)+(50x4x2)=1.650€
o UN SOCIO ANTIGUO: habrá que pagar 25 de valor nominal y, si posee los DPS necesarios para el número de acciones que desea comprar, nada más. Si no, deberá sumar a esa cifra el precio de los DPS que precise.
Por ejemplo: un accionista antiguo que posee 1.000 acciones desea comprar 250 más: 250x25=6.250€
Por ejemplo: el mismo accionista desea comprar 350 más. Como sólo tiene DPS para adquirir 250 nuevas acciones, tendrá que comprar los derechos para otras 100. (350x25)+(100x4x2)= 9.550€
• ¿Y qué ocurre si ese socio antiguo NO QUIERE COMPRAR ACCIONES NUEVAS?
Vende los DPS de las antiguas. Como tenía 1.000 acciones antiguas y cada una tiene un DPS de 2€, recibirá 2.000€ en compensación por la entrada de nuevos socios.
28.5.12
23.5.12
AVISO IMPORTANTE PARA LOS ALUMNOS DE ECONOMÍA DE 2º
A PESAR DE QUE EN EL HORARIO QUE OS DIERON APAREZCA,
¡MAÑANA NO HAY CLASE DE ECONOMÍA!
Pasadlo, please
22.5.12
RENTABILIDADECONÓMICA, RENTABILIDAD FINANCIERA Y CUENTA DE RESULTADOS.
La rentabilidad es la relación que existe entre los resultados obtenidos por una empresa y el capital invertido para conseguirlos en un periodo de tiempo.
Rentabilidad= (beneficio/K.invertido).100
Para conocer la rentabilidad de una empresa debemos, pues, conocer su CUENTA DE RESULTADOS (o “pérdidas y ganancias”).
RENTABILIDAD ECONÓMICA.
Es la relación existente entre el beneficio de explotación y el activo total de una empresa. Es decir, los beneficios que obtiene por su labor principal en relación con los bienes y derechos propiedad de esa empresa.
RENT. ECONÓMICA= (BAIT/ACTIVO).100
RENTABILIDAD FINANCIERA.
Es la relación entre el resultado toral del ejercicio y el neto de una empresa. Es decir, los beneficios que obtiene en su conjunto entre la financiación propia de la empresa.
RENT. FINANCIERA= (BN/NETO).100
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EJEMPLO 1
La empresa RENTABLESA presenta la siguiente información (en euros) correspondiente al pasado ejercicio:
Capital 150.000
Ingresos de explotación 250.000
Reservas 130.000
Gastos de explotación 150.000
Fondos ajenos 220.000
Intereses de las deudas 2.000
Activo no corriente 300.000
Impuestos 28.000
Activo corriente 200.000
Determine la rentabilidad económica y financiera que obtuvo la empresa.
SOLUCIÓN:
Para calcular la rentabilidad económica y la financiera necesitamos conocer tanto la composición del balance como de la cuenta de Resultados.
La composición del Balance es:
Activo Fijo (Activo No Corriente)…………………………………. 300.000
Activo Circulante (Activo Corriente)……………………………….200.000
TOTAL ACTIVO……………………………………………………………….500.000
Capital………………………………………………150.000
Reservas……………………………………………130.000
Total Fondos Propios………………………………………………..280.000
Fondos Ajenos (Pasivo Corriente y Pasivo No Corriente)………220.000
TOTAL PASIVO………………………………….…………………………….500.000
La composición de la Cuenta de Resultados es:
Ingresos de Explotación…………………………250.000
Gastos de Explotación.………………………..(-150.000)
BAIT…………………………………………………………………...100.000
Intereses de las deudas………………………….(-2.000)
BAT……………………………………………………………………..98.000
Impuestos…………………………………………(-28.000)
BN……………………………………………………………………….70.000
Conociendo la composición del balance y de la cuenta de Resultados podemos ya conocer tanto la rentabilidad económica como la financiera:
RE= (BAIT/AT) = (100.000/500.000) = 0.2.100= 20%
Es decir, los beneficios que se han obtenido han supuesto un 20% del total de la inversión en el activo de la empresa.
RF=(BN/FP) = (70.000/280.000) = 0.25.100= 25%
La rentabilidad financiera, nos mide la rentabilidad de los Fondos Propios, que es de un 25% (0.25x 100), es decir, los beneficios que se han obtenido han supuesto un 25% del total de los Fondos Propios que tiene la empresa.
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EJEMPLO 2.
La empresa C presenta la siguiente información contable:
Inmovilizado 7.402.000
Capitales propios 101.625.000
Existencias 114.625.000
Exigible a corto 158.300.000
Realizable 126.181.000
Disponible 11.717.000
TOTAL ACTIVO 259.925.000 TOTAL PASIVO 259.925.00
CUENTA DE PÉRDIDAS Y GANANCIAS
Ventas 694.800.000
Costes materiales 508.200.000
Gastos generales 120.000.000
Amortizaciones 1.100.000
Intereses 20.800.000
Impuestos sobre bfos. 15.645.000
Se pide:
a) Calcular el rendimiento del activo de la empresa (rentabilidad económica)
b) Calcular la rentabilidad del capital de la empresa (rentabilidad financiera)
SOLUCIÓN:
RE= BAIT/ATRF= BN/FP
Para calcular la rentabilidad económica y la financiera necesitamos conocer tanto lacomposición del balance como de la cuenta de Resultados.
La composición del balance:
En este ejercicio conocemos la composición del balance. Para poder las rentabilidades únicamente necesitamos conocer el total del activo (que es un dato que nos da el ejercicio: total activo=259.925.000) y de los Fondos Propios (Coincide con el importe de los Capitales Propios = 101.625.000)
La composición de la Cuenta de Resultados es:
Ventas………………………………………...694.800.000
Gastos de Explotación.……………………(-629.300.000)
Costes Materiales……508.200.000
Gastos generales…….120.000.000
Amortizaciones………….1.100.000
BAIT……………………………………………………………….65.500.000
Intereses…………..………………………….(-20.800.000)
BAT………………………………………………………………..44.700.000
Impuestos sobre beneficios…………………(-15.645.000)
BN…………………………………………………………………29.055.000
Conociendo la composición del balance y de la cuenta de Resultados podemos yaconocer tanto la rentabilidad económica como la financiera:
RE= (BAIT/AT).100 = 65.500.000/259.925.000 = 0.25.100= 25%.
La rentabilidad económica, nos mide la rentabilidad de la inversión en el Activo de la empresa, que es de un 25% (0.25 x100), es decir, los beneficios que se han obtenido han supuesto un 25% del total de la inversión en el activo de la empresa.
RF=(BN/FP).100 = 29.055.000/101.625.000= 0.29.100=29%
La rentabilidad financiera, nos mide la rentabilidad de los Fondos Propios, que es de un 29% (0.29x 100), es decir, los beneficios que se han obtenido han supuesto un 29% del total de los Fondos Propios que tiene la empresa
18.5.12
TEXTO III.
Hacia una economía con valores
Juan Francisco Julià y Rafael Chaves. Rector de la Universidad Politécnica de Valencia y profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Valencia
La actual crisis no es una crisis económica más. Cuando la crisis de las deudas soberanas no solo atenaza a economías periféricas del capitalismo desarrollado sino que amenaza a economías europeas centrales, pero débiles, con alto riesgo de efectos dominó. Cuando variaciones en precios de ciertos productos agrarios en los mercados internacionales y una sucesión de malas cosechas vuelven, como en tiempos pretéritos, a generar duras hambrunas en los países más pobres del planeta. Cuando por el estancamiento prolongado de las economías del mundo no se logra reactivar el consumo y, con él, el comercio internacional. Cuando los Gobiernos de los países desarrollados aplican políticas económicas para atajar la crisis que no solo no han demostrado ser eficaces, sino que han agravado los desequilibrios y han reducido los niveles de bienestar alcanzados en las pasadas décadas. Cuando los Gobiernos son incapaces de atajar los estructurales problemas de coevolución entre el sistema económico y el medio natural y de erradicar la pobreza y el hambre. Todo ello nos permite afirmar que estamos ante una crisis estructural de profundo calado, solo comparable a la Gran Depresión de los años treinta, con la que guarda temibles semejanzas.
Y como aquella crisis, es necesaria no solo una revisión en profundidad del modelo económico de crecimiento, sino también un cambio en el paradigma dominante del pensamiento económico. La actual crisis requiere un profundo giro, teórico y práctico.
En el origen de esta crisis se halla sobre todo una profunda crisis de valores cívicos y económicos que han guiado el modelo de crecimiento. En efecto, un exceso de codicia, un escaso respeto a las prácticas de buen gobierno corporativo y una marcada insensibilidad hacia el medio ambiente y social que nos rodea, así como a las condiciones de vida y de trabajo de la mayor parte de la humanidad, han sido los valores aceptados por las instituciones y los órganos centrales de decisión en las pasadas décadas. Resulta por ello obligada la reivindicación de una economía más equilibrada y con valores sociales y económicos potenciadores del desarrollo humano y de la sostenibilidad. Debe emerger un nuevo paradigma basado en economías más plurales, donde el sector público y los otros modelos de empresas y organizaciones, en especial las cooperativas, las entidades no lucrativas y otras entidades de economía social adquieran roles significativamente más relevantes.
En este contexto, la economía social, un tercer sector de la economía situado entre la economía pública y las empresas privadas tradicionales capitalistas, adquiere un renovado valor teórico y práctico. Se trata de un sector económico que pone énfasis en las personas más que en el capital, en la satisfacción de las necesidades sociales, el interés social y el interés general más que en el lucro, y en el anclaje a los territorios y sus poblaciones más que en la volatilidad geográfica. Un sector que demuestra en la práctica cómo el interés común y los bienes colectivos pueden ser eficazmente gestionados desde el ámbito privadoEs claro que necesitamos de un cambio de valores, cuidando de mejorar nuestra productividad, desde la incorporación de conocimiento por la transferencia e innovación, que en nuestra opinión deben ser más valorizadas por universidades y empresas.
Es hora de alianzas y consensos, y sobre todo de aprovechar el talento y las iniciativas innovadoras, sin olvidarnos de las personas y del medio.
17.5.12
TEXTO II
Cuando la
Administración perjudica la salud.
¿Puede
resultar de interés un órgano de nombre tan gris como el Consejo de Política
Fiscal y Financiera? Por supuesto. Por las venas de las Administraciones
Públicas circula nuestra sangre. Y tenemos demasiada anemia para no preguntar
para qué nos exigen más transfusiones.
Se discutía en el Consejo el déficit
de las Comunidades Autónomas. La diferencia entre lo que ingresan y gastan: a
cargo, como todo, del ciudadano. En nuestra vida privada, procuramos limitar el
gasto a lo que ganamos. Pero las Administraciones hacen lo contrario. Por
nuestro bien, dicen. Y a nuestra costa.
El Estado Central impuso a las
Comunidades un tope del 1,5 por ciento de déficit sobre su PIB. Aceptaron a
regañadientes, salvo Cataluña y Canarias, que se abstuvieron, y Andalucía, que
se opuso. Griñán alegó "defensa del Estado de Bienestar". Pura
demagogia: precisa dinero para subvenciones, fondos de reptiles, estructuras
clientelares y oscuras empresas públicas.
El problema de fondo es grave, pero
simple. Estado, Comunidades y Ayuntamientos no solo gastan lo obtenido mediante
impuestos: se endeudan más allá de toda prudencia. Y atrapan para ello todo el
crédito disponible, imposibilitando que los ciudadanos obtengan dinero de los
bancos.
Además, los Estados idearon un
fraudulento mecanismo. El Banco Central Europeo – que ostenta el monopolio de
la emisión de dinero - presta a los bancos una inmensa cantidad a un interés
del 1 por ciento. Éstos compran así Deuda Pública al 5 por ciento. Negocio
seguro. Y puro teatro: mientras los particulares carecen de crédito, los bancos
hacen el trabajo sucio a un Banco Central que tiene prohibido prestar a los
Estados. Los Gobiernos se quedan el dinero barato que no llega a los
ciudadanos, y animan a los Bancos a “dar crédito a proyectos viables y familias
solventes”. Un juego macabro: culpando a otros, los gobernantes expulsan al
ciudadano del crédito, el empleo y la esperanza. Algunos solo lo llaman
"efecto crowding-out".
Por eso, es esencial reducir el
déficit. Eliminarlo, mejor. Los políticos dicen querer preservar el "gasto
social", pero se refieren al "gasto popular": el que evita
el malestar que afecta al voto ciudadano. Un político responsable no solo
estaría hoy recortando todo gasto prescindible, sino favoreciendo las
iniciativas privadas que permiten a mucha gente comer, vestir, alojarse y no
caer en una brutal exclusión social.
El principal cometido de las
Administraciones Públicas debería ser no arruinar más a la gente. ¿Cómo?
Reduciendo gasto, aliviando la letal presión fiscal y pagando las deudas
contraídas. De ahí la relevancia del Plan para financiar las deudas con
proveedores que ha aprobado – por unanimidad, claro – el Consejo de Política
Fiscal. Desconfío del músculo financiero del Estado, y recelo de la
articulación concreta de este Plan. Pero que las empresas se arruinen porque
una Administración las contrató es tan antieconómico como aberrante.
Nada de esto bastará de no
permitirse un ajuste rápido y eficiente que reparta trabajo y renta de forma
natural: un verdadero mercado libre. Solo una liberalización profunda
permitiría que la dura realidad –somos más pobres de lo que creíamos- se
tradujese en una rebaja general de las rentas en vez de en millones de personas
expulsadas del mercado laboral o, en el mejor de los casos, de la economía
formal.
Déficit, deuda e impuestos abusivos
son ya una sangría insoportable en un país con grave anemia. Ojalá el Consejo
de Política Fiscal haya contribuido a detenerla. A que la Administración deje
de ser la peor amenaza para nuestra salud.
Asís
Tímermans del Olmo es profesor de Historia de las Instituciones Financieras de la Universidad
Rey Juan Carlos.
TEXTO I.
Déficit
Cero...En Promedio
El déficit cero está de moda. El gobierno anuncia a
bombo y platillo que ha equilibrado el presupuesto y, no satisfecho con
semejante hazaña, ahora busca aprobar una ley que ligue de manos a los futuros
gobiernos obligándoles a conseguir también el déficit cero.
En general, no es bueno que las administraciones se
endeuden sistemáticamente. Como el resto de nosotros, los gobernantes deben
entender que no pueden gastar siempre más de lo que ingresan. En un sistema
político donde se ganan votos prometiendo de todo (es decir, gastando mucho) y
no perjudicando a nadie con impuestos (es decir, recaudando poco), los
gobiernos tienen la tendencia a generar déficits excesivos. La imposición de
algún tipo de disciplina fiscal a quien administra nuestro dinero es, pues,
saludable.
Pero una cosa es no generar déficits sistemáticos y
otra muy distinta prohibir los déficits por ley. Recuerde el lector que
equilibrar el presupuesto es equivalente a no pedir prestado: cuando uno quiere
gastar más de lo que gana, debe financiar la diferencia con un crédito.
Obligar, pues, al gobierno a conseguir el déficit cero es equivalente a
prohibirle pedir créditos. Y eso es malo.
Las finanzas del gobierno son como las de una familia
(pero a lo grande). Cuando una familia se endeuda sistemáticamente, tiende a
gastar demasiado en cosas innecesarias y debe utilizar una parte excesiva de
sus ingresos para pagar los intereses. Ahora bien, eso no quiere decir que la
prohibición de los créditos familiares sea deseable. Si lo hiciéramos, pocos
podrían comprar casa o coche y pocos podrían montar negocios.
Este argumento, que parece claro para el caso de las
personas, se aplica también a las administraciones públicas. Imaginemos que
descubrimos una tecnología fantástica que, si se implementa, nos permitirá
crear empleo, riqueza y crecimiento, pero que requiere una gran inversión en
infraestructuras públicas. La pregunta es: ¿cómo financiaremos tan deseable
inversión? Lo normal sería ir al Banco a pedir un crédito. Ahora bien, si el
gobierno se ata de manos y se obliga a sí mismo a presupuestar un déficit cero,
se cierra esa vía de financiación. Una alternativa sería ahorrar durante 20
años hasta generar el suficiente capital. Para entonces, otros países se nos
habrán adelantado y la inversión ya no tendrá sentido. Otra posible solución
sería aumentar los impuestos, pero eso también sería malo porque reduciría la
inversión y el consumo privado. La tercera alternativa sería reducir el gasto
público. Si ese gasto era necesario, se perjudicará a los ciudadanos o a la
economía y si no lo era, se debería haber eliminado con anterioridad en lugar
de esperar a tener la necesidad de hacerlo. Dado que todas las alternativas son
insatisfactorias lo más probable es que, sin déficit, el proyecto nunca se
lleve a cabo. Dicho de otro modo, la ley de déficit cero podría tener serias
consecuencias adversas sobre el crecimiento a largo plazo.
Si es cierto que, por un lado, hay que obligar al
gobierno a mantener una disciplina fiscal, pero por otro lado, hay que dejarle
tener déficits en casos especiales
.
Xavier
Sala-i-Martín, Catedrático de Columbia University y Profesor de la Universitat
Pompeu Fabra.
4.5.12
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