9.10.14

Si el hambre fuese tiña.


Hemos entrado en pánico. Muy propio de las sociedades hipercomunicadas y que estructuran su pensamiento a golpe de 140 caracteres, ni uno más. Análisis simplista, alarmismo, dogmatismo. Si a esto le unimos una desconfianza más que fundada en muchos de aquellos que gestionan nuestra res publica y un odio cainita propio de quien no ha llegado a comprender nada de su historia, el sarao que nos ocupa está servido.
A nuestra sociedad le importa una porra que la gente -las personas con nombre y apellidos- se muera a millones en el mal llamado tercer mundo de hambre, de sida, de violencia o de asco. Gracias a algún dios -siempre hay alguno bien a mano, aunque sea el dios de la ciencia- estos males no se contagian. Los pobres se mueren en sus países, que es donde se deben morir, y nosotros podemos mantenernos limpios de la infección sin necesidad de traje protector. A lo sumo, si se nos cuelan por la valla o si se asientan en nuestras ciudades, podemos sentirnos a salvo recluyéndolos en barrios gueto como Las 3.000 viviendas o Pan Bendito, por poner algún ejemplo.
Pero, ay, de aquellos polvos nos están llegando unos lodos que sí nos preocupan y nos ocupan: el ébola sí se contagia... Y no es que nos preocupe y nos ocupe porque el ébola sea especialmente malo -de momento 3.338 fallecidos por esta enfermedad, según la OMS, cuando hoy mismo UNICEF nos da la cifra de 17.000 niños muertos al día en el mundo por causas tan evitables y combatibles como la desnutrición o la falta de agua potable-, nos ocupa y nos preocupa PORQUE NOS PUEDE PASAR A NOSOTROS.

Ni soy sociólogo ni antropólogo, pero si lo fuera, estaría haciendo en estos momentos un retrato mucho más pesimista de nuestra sociedad del que hago. La generación más preparada de la historia de Europa, la más tecnológica, racional y lógica, se comporta como un niño malcriado, egoísta y llorón. Y el ejemplo del ébola, por desgracia, es tan solo uno más.

Si el hambre fuese tiña, si la violencia, la injusticia y el olvido fuesen tiña, hace ya años que hubiésemos completado los Objetivos del Milenio. De momento, nos entretenemos con el ébola.



Inmensamente proporcional

– veo veo
– ¿qué ves?
– pues en general:
 mucho gusano y poca mariposa. 


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