8.10.09

DEFENSA Y PRESUPUESTOS.

Por desgracia, estos días ha saltado a los medios de comunicación y opinión un debate que hace tiempo que viene produciéndose en el ámbito militar: ¿es conveniente invertir de manera urgente en la sustitución de los vehículos blindados del Ejército Español?

Esta pregunta, que nadie se haría en la cotidianidad de su vida diaria, se nos plantea en cadenas de televisión y radio tras la muerte del cabo de infantería Cristo Ancor Cabello Santana, ocurrida tras la explosión de una mina anticarro al paso del blindado BMR, vehículo en el que prestaba servicio de armas en Afganistán.

El problema que plantean estos blindados de diseño y producción españoles es que se han quedado obsoletos. Treinta años de servicio e innumerables misiones han hecho que, a pesar del esfuerzo por mejorarlos, ofrezcan unas condiciones de seguridad a nuestros soldados que distan mucho de las que ofrecen otros vehículos de la misma clase fabricados recientemente.

El Gobierno Español ya comenzó un programa de adquisición de nuevos blindados. Este verano deberían habérsenos entregado 100 unidades del carro blindado de origen sudafricano RG-31.




Este vehículo está diseñado para resistir el impacto directo de minas anticarro, lo que supone una ventaja sustancial respecto al autóctono BMR. Su peso máximo es de 17 toneladas y está dotado de un monocasco de acero con chasis en forma de 'v', característica principal de los RG-31 para expandir la onda lanzada por una mina o un artefacto explosivo improvisado.

Al parecer, el proyecto se ha retrasado hasta finales de año, ya que se detectaron algunos problemas en el sistema eléctrico de los blindados RG-31 y, en todo caso, sólo se podrían sustituir a corto plazo 100 de los 680 BMR que están en servicio en las distintas unidades mecanizadas.
El proyecto de adquisición de estos 100 carros está presupuestado en 64,4 millones de euros.

¿Y por qué contamos todo esto en un blog de Economía? La respuesta es clara: porque, aparte de suponer un problema militar, también lo es económico.
La actual crisis económica y el plan de ahorro propuesto para los próximos Presupuestos Generales del Estado merman la disponibilidad de fondos por parte del Ministerio de Defensa. Es decir, que con menos van a tener que intentar hacer más, y eso es sumamente complicado.

La Economía estudia cómo administrar recursos escasos para satisfacer necesidades ilimitadas y, a menos recursos, menos necesidades satisfechas.

¿Mejorará la seguridad de los soldados españoles desplazados en misiones humanitarias? Claro que sí, pero el dinero que se destine a ello habrá que quitarlo de otras partidas del Ministerio. Y esa falta de fondos terminará creando nuevos problemas, esta vez en otros campos.

Esta es la famosa Ley de Costes de Oportunidad. Os suena, ¿verdad?

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